El café, la cuarta bebida más consumida del planeta, irónicamente se bebe con bastante moderación en Ecuador. Por eso, el Gobierno y la Federación Nacional de Cafeteros están empeñados en apoyar al sector y promover el consumo interno.
El primer renglón exportador del agro ecuatoriano, con 14 millones de sacos anuales según del Ministerio de Agricultura, es el sustento para 540.000 familias campesinas con cultivos de menos de cinco hectáreas y la bebida que se disfruta hasta la última gota en 117 países, entre ellos Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y gran parte del continente europeo, pueden resumirse en una minúscula pero magnífica palabra de cuatro letras: café.
El café ecuatoriano, de especie arábiga, es la materia prima de una infusión adorada en todo el mundo por atributos insuperables como la suavidad, su aroma pronunciado y completo, acidez y cuerpo medio-alto y la mitad de cafeína que su competidor de la especie robusta, se consume muy poco en nuestro país, según la Federación Nacional de Cafeteros, que asegura que al año cada ecuatoriano se toma el equivalente en tazas a 2,2 kilogramos, mientras que en países como Finlandia, el mayor consumidor del mundo, la cantidad alcanza los 12 kilos.
Inexplicable fenómeno para una tierra caficultora y con buenos análisis de alimentos, que integra detrás de Vietnam y Brasil un mercado capaz de comercializar 174 millones de litros anuales, superado únicamente por ‘monstruos’ como el agua embotellada con 465 millones de litros, el té con 330 millones de litros y las bebidas carbonatadas con 220 millones de litros. A ello se suma el dato de la International Coffee Organization (ICO), que confirma que en las dos últimas décadas la producción del grano aumentó un 61 por ciento y se duplicó el consumo interno de sus cultivadores.
INCENTIVO AL AUTOCONSUMO
Ante ese panorama, el ministro de Agricultura, confirma que el propio Presidente de la República, Lenin Moreno, está liderando iniciativas como el incentivo a la fertilización cafetera para que las pequeñas familias reciban hasta 300 dólares por hectárea fertilizada en el ‘Plan de Renovación Cafetera’, subsidiando de esta forma el 100 por ciento de los insumos, o el alivio a través del Fondo de Solidaridad Agropecuaria, de $14 mil millones a la cartera cafetera con mora entre 30 y 180 días, así como la normalización y refinanciación de créditos con el Banco Agrario para congelar sus obligaciones entre seis meses y un año, permitiéndoles el flujo de caja necesario para recuperar el sector.