Descifrar el comportamiento de la naturaleza, para estar preparados cuando existe la posibilidad de una catástrofe, podría evitar muertes, incertidumbre y dolor. El aluvión vivido en Quito el pasado 31 de enero, pone en evidencia la necesidad de contar con herramientas tecnológicas que podrían alertar a tiempo de una situación de desastre, evitando así pérdidas humanas.

América Latina es una región históricamente afectada por este tipo de desastres naturales. Por ejemplo, en 2013 en Buenos Aires, Argentina, llovió en un día el 10% del acumulado histórico del año, generando grandes inundaciones y destrozos. En enero de 2018, en Uruguay, según datos reportados por la Organización Meteorológica Mundial, las lluvias llegaron a causar daños por un valor de 2.500 millones de dólares. En febrero del mismo año, en Perú, se presentó una situación similar en la que las autoridades declararon a un tercio de los distritos del país en emergencia, ante los daños que dejaron las intensas lluvias, que en el país no solo causan inundaciones, sino que aumentan los riesgos de ‘huaycos’ o deslizamientos de tierras.

Las soluciones tecnológicas han permitido a muchas ciudades prepararse para afrontar las consecuencias del cambio climático y otros fenómenos naturales de alto impacto para sus habitantes. Una herramienta esencial para prevenir este tipo de situaciones son los sensores inteligentes, muchos de ellos instalados en los sistemas de alcantarillado urbano. Estos dispositivos miden el nivel del agua y predicen represamientos, pues trabajan con información que han recolectado por mucho tiempo, y que permite determinar cuáles son los indicadores correctos y en qué momentos se presenta un cambio. De esta manera, los sistemas conectados a los sensores alertan en tiempo real a las autoridades y otros actores de importancia, con el fin de que puedan tomar acciones inmediatas para prevenir inundaciones, desviar el tráfico o incluso proceder con la evacuación de los lugares en riesgo.

Carlos Cruz, Director el área de soluciones de SAP, explica que, por lo general, las ciudades que sufren graves inundaciones de manera recurrente, no disponen de un mecanismo de generación de alertas tempranas. 

“Aún tenemos un camino importante que recorrer para lograr que los mecanismos de gestión de catástrofes no solo se enfoquen en los esfuerzos de coordinación de las organizaciones de rescate y socorro, sino que integren el análisis de información de manera centralizada y permanente para poder anticipar la ocurrencia de este tipo de eventos, al alertar automáticamente a las autoridades, con el objetivo fundamental de minimizar el impacto en pérdidas humanas, infraestructura y otros bienes materiales”.

El monitoreo en tiempo real de las inundaciones, utiliza datos de sensores ubicados en varios puntos sensibles como embalses, presas, canales y los consolida, utilizando plataformas tecnológicas como SAP 4/HANA para habilitar el control y seguimiento a través de un tablero central que integra los datos recopilados y los correlaciona con información geográfica de las zonas en riesgo.

Las notificaciones de alerta automáticas se generan al momento que se exceden los umbrales definidos para una condición de estado normal y los algoritmos predictivos se utilizan para pronosticar una situación de inundación en función de parámetros como la lluvia, el nivel del agua y los niveles de descarga. Desde esta perspectiva, es necesario que las ciudades entiendan el valor de la tecnología e implementen soluciones que utilicen el monitoreo y gestión de datos en tiempo real para así estar preparadas en caso de una posible situación catastrófica.