El cambio climático es un riesgo inminente para el desarrollo económico, ambiental y social del Ecuador y del mundo. En los últimos 140 años, la temperatura incrementó 1,2°C y, siguiendo esta tendencia, en los próximos diez años podría subir hasta 1,5°C, según la NASA, poniendo en riesgo la vida del planeta.

La frecuencia e intensidad de los eventos climatológicos extremos como olas de calor, incendios forestales, sequías, tormentas, inundaciones, entre otros, podría llegar a un punto de no retorno. Ante la urgencia de sensibilizar y movilizar la acción contra el calentamiento global, el 24 de octubre, Día Internacional de la Acción Climática, es una fecha clave para revisar los desafíos y oportunidades de la agenda por el clima en el entorno local y global.

En este contexto, el conversatorio “Por el Futuro de la Vida”, convocado por Fundación Pachamama, entidad con trayectoria de 25 años trabajando por la conservación y desarrollo sostenible, destaca la relevancia de la preservación permanente de la Amazonía, zona estratégica en la mitigación del cambio climático globalmente.

Javier Félix, director ejecutivo de Fundación Pachamama, señaló que "preservar la Amazonía de forma permanente es un paso crítico para mitigar el cambio climático". La importancia de conservar la región amazónica radica, no sólo en su enorme capacidad de absorción de dióxido de carbono, principal causante del aumento de la temperatura en la tierra, sino también por su enorme concentración de biodiversidad y fuentes de agua, así como por ser el hogar de culturas ancestrales cuyas formas de vida han preservado la integridad del territorio.

Durante este conversatorio se revisaron los hitos que, desde el origen de la Fundación Pachamama, en el año 1997, para promover un modelo transformador con soluciones innovadoras que busca revertir el acelerado deterioro del territorio amazónico, a fin de evitar que se llegue a un punto de no retorno.

Belén Páez, presidenta de Fundación Pachamama y secretaria general de la Iniciativa Cuencas Sagradas, destacó el enfoque de Fundación Pachamama, a propósito del aniversario 25 de la organización. "Nuestro trabajo estos años ha sido un viaje intenso, profundo y transformador. Hemos podido finalmente pasar de la mirada del ser humano contra la naturaleza, a una posición enfocada en el equilibrio, de todos los seres en armonía con la vida." Para esta especialista en cambio climático y desarrollo sostenible, quien colabora con Fundación Pachamama desde 1997, “la Amazonía es una región extremadamente rica y estratégica para el país, por su concentración de vida, y no por sus recursos no renovables”.

En el eje de derechos, la gestión de Fundación Pachamama destaca su lucha por el reconocimiento de las áreas indígenas, con avances clave para asegurar que las nacionalidades y pueblos de la Amazonía mantengan sus territorios ancestrales, que representan para ellos su espacio de vida y que conservan la mayor superficie de bosque en estado natural. Entre los años 2000 y 2010, los esfuerzos se enfocaron en la titulación de estas zonas para nacionalidades como la Shiwiar, Achuar y Shuar.

Así mismo, se destaca su apoyo al pueblo indígena kichwa de Sarayaku en su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde en 2012 este organismo condenó al Estado Ecuatoriano por haber otorgado sin consulta previa a la comunidad, una concesión petrolera, que vulneraba sus derechos. Esta sentencia se convirtió en un precedente jurídico para todos los países de las Américas, sobre la explotación de recursos naturales en territorios indígenas, al obligar al Estado a reconocer su culpabilidad, retirar la maquinaria y adoptar mecanismos de consulta para casos futuros.

El reconocimiento de los derechos de la naturaleza en la Constitución de la República del Ecuador, primer Estado en hacerlo a nivel mundial, es otro resultado destacable de la gestión de la organización para favorecer un entorno jurídico alineado en las economías para la vida.

Kapawi Ecolodge y Reserva, creado en el año 1996 y transferido a las comunidades Achuar en el año 2008, es un emblemático modelo de ecoturismo comunitario, como alternativa sostenible para conservar el bosque y culturas en el territorio. En esa línea, actualmente su apoyo a los bio-emprendimientos, ha logrado consolidar cadenas de valor innovadoras basadas en el uso de la biodiversidad local, con el fin de dignificar la vida de los pueblos amazónicos, aportar a la  erradicación de la pobreza, la estabilidad climática global, y fortalecer los derechos económicos de hombres y mujeres.

Así mismo, ha sido clave el fortalecimiento y amplificación de las voces de mujeres indígenas, como es el caso del programa Ikiama Nukuri, que busca mejorar la salud materna, infantil y reproductiva de las nacionalidades indígenas en la Amazonía ecuatoriana. Esta iniciativa ya cuenta con 82 promotoras de salud y atiende el 100% del territorio Achuar, lo que beneficia a alrededor de 5,000 personas.

El director ejecutivo de Fundación Pachamama, Javier Félix, concluyó afirmando que “el camino recorrido demuestra grandes logros, y nos inspira en los siguientes pasos con perspectiva en el futuro”. La protección permanente de 35 millones de hectáreas en la biorregión amazónica de Ecuador y Perú, es una ambiciosa meta a través de la iniciativa Cuencas Sagradas promovida por Fundación Pachamama es donde la organización enfocará su trabajo en el futuro.

De hecho, su moción para proteger, conservar y manejar de manera sostenible al menos el 80% de la Amazonía para el 2025, fue aprobada por la Unión Internacional para la Naturaleza (UICN), en su sesión de 2021 en Marsella, Francia, con el respaldo de 61 Estados y numerosas agencias gubernamentales.