Fundación Pachamama

  • La innovación en la producción de alimentos y en la cocina es una potente estrategia para la sostenibilidad de la Amazonía.

Ecuador celebra su gastronomía cada 12 de diciembre. Esta efeméride reconoce la enorme riqueza de los productos y preparaciones de un país megadiverso y multicultural. En esta fecha, Fundación Pachamama ratifica su apuesta por la innovación de la industria alimentaria sostenible como una actividad clave para impulsar los modelos de conservación de la región amazónica.

Con 13,2 millones de hectáreas, la Amazonía representa más del 50% del territorio continental ecuatoriano. Destacada como una de las zonas de mayor concentración de vida del planeta, es una región crítica para la mitigación del cambio climático globalmente. La fragilidad de sus ecosistemas exige alternativas económicas para garantizar el bienestar de sus habitantes, minimizando la presión sobre los recursos naturales.

La innovación en la producción sostenible de alimentos forma parte de la nueva estrategia de Fundación Pachamama, afirma Javier Félix, director ejecutivo de la organización. “La producción alimentaria es un vehículo potente para conectar la selva con el mundo e incentivar un nuevo diálogo entre las comunidades locales y el mercado”, enfatiza el directivo, destacando la importancia de replantear los principios de una economía alineada con la conservación.

Economías del Bosque es un programa de Fundación Pachamama que, desde 2019, acompaña e impulsa bioemprendimientos en la Amazonía. La esencia de estas propuestas productivas es el uso sostenible y regenerativo de la biodiversidad amazónica y la búsqueda de soluciones sustentables y económicamente viables para el bienestar comunitario.

Hasta el momento, unas 3 mil familias se han beneficiado del programa de Fundación Pachamama, que desde su inicio ha logrado impulsar 50 emprendimientos en las líneas de cosmética, alimentación, artesanía y turismo, en las provincias de Napo, Pastaza y Morona Santiago. Vainilla, guayusa y cacao son algunos de los productos emblemáticos que han impulsado identificando cadenas de comercialización de alto valor que generan ingresos directos a los productores locales, quienes participan del sistema participativo de la “chakra” como aval de las prácticas sostenibles.

Los bioemprendimientos se han enfocado en la generación de valor agregado desarrollando productos como chocolates, yogures, condimentos, salsas, bebidas, nibs de cacao, cerveza, crema de cacao, entre otros. También han desarrollado alternativas cosméticas como: shampoo, jabón, sérums, esencias, artesanías, entre otros. Solo entre las seis principales organizaciones de bioemprendimientos, aliadas a la Fundación Pachamama, las ventas bordean los 180 mil dólares mensuales, estimando unos $2 millones al año.

Un caso de éxito es la alianza con Grupo AJE, la cuarta empresa multinacional de bebidas no alcohólicas mundialmente. El convenio asegura la compra de 50 toneladas de morete, fruto de una palma amazónica, apetecida por sus propiedades anticancerígenas, para su línea de bebidas BIO Amayu. El producto elaborado con este súper fruto amazónico es 100% natural, ayuda a conservar la Amazonía y ofrece al consumidor una alternativa sin azúcar, ni conservantes. La comercialización es directa entre los productores y la multinacional, involucrando a 20 familias que aprovechan una mancha de morete de 25 hectáreas, para la recolección sostenible del fruto.

Línea de bebidas no alcohólicas de Grupo Aje

Gastronomía sostenible desde la Amazonía

Explorar el potencial de la Amazonía, a través de la innovación gastronómica es parte del programa Economías del Bosque. Una etapa inicial, en 2023, se enfoca en la exploración con siete visitas realizadas con varios cocineros del país para realizar un laboratorio de aprendizaje y de experimentación.

Quique Sempere, el carismático chef ecuatoriano, es parte de este grupo y ha participado de todas las expediciones a las comunidades, en las cuales, junto a sus colegas, realizó producciones gastronómicas colaborativas a dúo. “Cada salida a la Amazonía me ha dejado con el corazón contento y lleno de aprendizajes, por eso como cocinero me interesa mostrar a los ecuatorianos y al mundo, la riqueza de los productos de esta región que ha sido poco explorada”.

La experiencia ha puesto en valor el uso sorprendente de productos diversos, entre ellos hormigas, gusanos, pescados, raíces, hojas y diversos frutos como una respuesta para la alimentación del futuro.

Además, los rituales ancestrales amazónicos, la utilización del tabaco y las hierbas medicinales han inspirado la experimentación gastronómica. Un evento reciente se realizó en el restaurante quiteño “Aura Cocina con alma”, con la participación de representantes de la corporación Chakra Amazónica y la red de comercialización Pastaza – Manchi, dos organizaciones que integran a 24 asociaciones de productores locales de la región amazónica.

La actividad demostrativa ratifica el potencial de los productos a través de la innovación gastronómica, como parte del programa Economías del Bosque. Esta iniciativa tiene prevista su continuidad para el 2024 con actividades alineadas al objetivo de la Fundación Pachamama.

Kallari, Tsatsayaku, Wiñak, Ally guayusa e INTI son las asociaciones que forman parte de la Chakra Amazónica, entidad avalada por el SPG Chakra, un distintivo local del modelo de producción y consumo sostenible que abarca tanto la materia prima como los productos con valor agregado. Esta corporación de asociaciones involucra 2400 familias con el 58% de participación de mujeres y el 25% de jóvenes. Para Cristofer Andy, representante de la Chakra Amazónica, organización que representa a las asociaciones de las provincias de Napo y Orellana, destaca el sello Chakra como aval para certificar los procesos sostenibles y saberes ancestrales en las prácticas de producción de las asociaciones que representa.

   Cristofer Andy, representante de la corporación de asociaciones de la Chakra Amazónica