Los cánceres más comunes son los de mama, pulmón, colorrectal y próstata, pero hay otros que son menos conocidos como el cáncer de cabeza y cuello.
Este tipo de cáncer puede afectar a diferentes áreas como son el encéfalo, ojos, esófago, glándula tiroidea, piel en la cabeza o el cuello. Por lo general, la enfermedad suele tener su origen en las células escamosas que recubren las superficies de la mucosa de estas partes del cuerpo (mucosas como garganta, laringe, interior de la boca) y es más común en los hombres que en las mujeres.
Entre los principales factores de riesgo de este cáncer está el consumo de tabaco y alcohol. Se cree que alrededor de 3 de cada 4 tipos de cáncer de cabeza y cuello (75%) están relacionados con el tabaco o el consumo de alcohol. El consumo de tabaco, por ejemplo, puede aumentar el riesgo de desarrollar este cáncer a nivel de boca, garganta y laringe. Otros factores de riesgo son la edad y la infección del virus del papiloma humano (VPH). En este sentido, aunque este cáncer afecta más al género masculino a partir de los 50 años, en la actualidad se ha manifestado en gente joven (30 años) debido a contagio de VPH tipo 16, 18 que son los virus que pueden ocasionar cáncer de orofaringe afectando a las amígdalas o la base de la lengua.
Síntomas y tratamientos
Los signos más visibles son lesiones o úlceras de boca que no sanan en pocas semanas, nódulos cervicales que no desaparecen, alteraciones de la voz, deglución y respiración. Es clave indicar que estos síntomas también pueden causar otras afecciones menos graves por lo que es importante consultar con los especialistas sobre cualquiera de estos síntomas, para descartar otras patologías.
Una de las claves es la prevención, para el caso del virus del VPH, la estrategia de vacunación siguiendo el principio de equidad, incluyendo a niños y niñas, se convierte en una herramienta reconocida a nivel mundial en contra de los cánceres asociados a este virus.
La detección temprana y con ello el tratamiento adecuado son herramientas que permiten mejorar los pronósticos de este tipo de cáncer, puesto que, con un diagnóstico oportuno, el porcentaje de supervivencia a 5 años puede ser del 90% para el estadio I.
Dentro del tratamiento, se puede considerar cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapia dirigida e inmunoterapia, dependiendo de la ubicación y la etapa del tumor . Además, es esencial brindar una atención integral que incluya apoyo psicológico, rehabilitación y cuidado paliativo para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias.
MSD se une al objetivo de sensibilizar a la población sobre un tipo de cáncer poco conocido, pero cuyas huellas son considerables en los pacientes.