La tendencia de una diversidad familiar se evidenció desde el 2010 en Ecuador tras el censo realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) donde los núcleos monoparentales, extensos, unipersonales, con perrhijos, homoparentales y más ya iban ganando espacio y visibilidad, pero ¿son funcionales?

La psicóloga Camila Pozo, señala que “más allá de la estructura o composición de la familia lo más relevante es el funcionamiento, que garantiza un bienestar psicológico de los individuos.” Se considera una familia funcional cuando las tareas o roles asignados a cada miembro están claros y son aceptados por ellos; además, brinda libertad a cada individuo e impulsa la capacidad en cada miembro de tomar sus propias decisiones, aportando así a su bienestar integral.

En Ecuador, apenas el 35% de los hogares ecuatorianos son funcionales, según fuentes oficiales. “Esta situación se debe a que muchos están saliendo del modelo “tradicional” de familia con el objetivo de buscar su propio interés y bienestar, siendo esta una razón para impulsar la funcionalidad de las familias ecuatorianas” destaca Pozo.

Cifras del INEC revelan que en Ecuador los hogares estaban conformados en el año 2010 por 3,8 integrantes, frente a los 4,2 miembros en el 2001, lo que evidencia una reducción del tamaño en los últimos 10 años.

La experta recalca que, “Una familia funcional es aquella que tiene la capacidad de brindar apoyo, querer y cuidar a los otros miembros de la familia, dar seguridad y un sentido de pertenencia, mantener una comunicación abierta y hacer que cada persona dentro de la familia se sienta importante, valorada, respetada y querida”.

El psiquiatra e investigador de Harvard, Robert Waldinger rescata que las personas que se muestran más cercanas con sus familias y amigos, o logran mantener vínculos cercanos y sanos con los miembros de su familia, son personas más felices y sanas mentalmente.

Estas son solo algunas de las razones y perspectivas de la transformación familiar y clasificación que se visibiliza cada vez más en el Ecuador. La industria de alimentos ha identificado estas nuevas tipologías en sus constantes investigaciones de mercado y para lo cual han invertido en investigar y ofrecer al mercado opciones más atractivas desde el sabor y nutrición apalancados en una conciencia familiar y respeto a la diversidad.

Un ejemplo de ello es Yogurt Kiosko con su campaña “El Sabor Que Llevamos Dentro”, en la que ha invertido más de 290 mil dólares en los últimos años para identificar las nuevas tipologías e impactar con un mensaje potente desde el amor familiar sin importar su estructura, pero sí su funcionalidad.

“Contar con marcas con propósito contribuye a la formación de un criterio, respeto y amor por los demás”, finalizó la psicóloga.