El mundo se enfrenta a una crisis de salud y bienestar: las enfermedades crónicas son responsables del 74% de todas las muertes en el mundo, una cifra que ha aumentado del 61% (32 millones) en la última década.
Sin embargo, un impresionante 80% de estas enfermedades, incluidas las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes de tipo 2, pueden prevenirse mediante cambios en el estilo de vida. Cambios sencillos en los hábitos cotidianos pueden reducir sustancialmente el riesgo de padecer enfermedades graves, lo que subraya la necesidad imperiosa de actuar tanto individual como colectivamente para lograr estilos de vida más saludables.
Sin embargo, para salvar la distancia entre la concientización y la práctica en la adopción de un estilo de vida saludable es necesario un planteamiento más dinámico y motivador. Las campañas de concientización pública son cruciales, pero deben ir acompañadas de incentivos tangibles que motiven a las personas a tomar y mantener decisiones saludables.
En este panorama, las aseguradoras, en particular las de vida, aparecen como agentes fundamentales. Las compañías de seguros de vida están bien posicionadas para impulsar este cambio hacia la salud preventiva incentivando una vida sana. Más allá de su papel tradicional, tienen un gran interés en la salud de sus asegurados.
Al ofrecer incentivos, pueden fomentar un cambio hacia comportamientos más saludables, alineando sus intereses financieros con el bienestar de sus clientes. Un estilo de vida más sano entre los asegurados se traduce en menos siniestros, lo que beneficia tanto al bienestar del individuo como a la cuenta de resultados de la aseguradora.
Comprendiendo el intrincado vínculo entre los seguros y el bienestar, podemos abogar mejor porque el sector de los seguros financie medidas preventivas en el marco de la salud y destacar el papel crucial de la Inteligencia Artificial y las asociaciones estratégicas para alcanzar esta visión.
El nexo seguro-bienestar
El nexo entre seguros y bienestar es multifacético. El seguro de vida está fundamentalmente relacionado con la salud y el bienestar individual. Los clientes más sanos viven más, pagan más primas y presentan menos siniestros. Esta interacción va más allá de las meras transacciones financieras; también fomenta un cambio cultural de la sociedad en el que se valora y prioriza la salud y el bienestar.
En Estados Unidos, apenas un 3% de los colosales 4 billones de dólares de gasto en salud se destinan a la prevención. Sin embargo, la mayoría de las enfermedades y muertes en el mundo se deben a estilos de vida prevenibles. Las compañías de seguros de vida tienen mucho que ganar con una vida más larga y saludable de sus asegurados. Con una base de clientes más sanos, pueden minimizar los desembolsos y mejorar sus resultados financieros.
Por ejemplo, si un tomador de un seguro de vida con una póliza de 1 millón de dólares falleciera, la compañía tendría que desembolsar esta importante suma. Por lo tanto, las aseguradoras de vida probablemente preferirían invertir una parte de esta suma en mantener la salud de estos asegurados para prevenir enfermedades de alto riesgo.
Sin embargo, hasta hace poco, las aseguradoras de vida no disponían de los medios para identificar esas oportunidades ni de la plataforma para invertir en el bienestar de sus clientes.
Hay 5 billones de dólares de reservas de capital en el balance de todo el sector asegurador de Estados Unidos que están ahí principalmente porque el riesgo de los seguros de vida se ha valorado mal en los últimos 30 años, por falta de datos reales y de comprensión del riesgo individual.
Hoy en día, las aseguradoras disponen de la tecnología necesaria para desbloquear esa enorme cantidad de dinero y utilizarla para fomentar la salud y el bienestar de sus asegurados, lo que mejorará notablemente los resultados de esas compañías de seguros.
Un momento oportuno para un cambio de paradigma
Varios factores convergen para hacer de este el momento oportuno para que las aseguradoras de vida asuman un papel más activo en la salud preventiva. El crecimiento exponencial de la IA y las capacidades de análisis de datos ofrece oportunidades sin precedentes para la atención sanitaria personalizada.
La IA está a la vanguardia de esta revolución en el cuidado de la salud. Su capacidad para procesar grandes cantidades de datos puede conducir a evaluaciones de bienestar personalizadas, prediciendo los riesgos de salud individuales con notable precisión. Esta capacidad es vital, ya que permite a las aseguradoras desarrollar productos de seguros personalizados y estrategias de salud preventiva adaptadas a las necesidades individuales.
Pero la visión de integrar la salud preventiva en los seguros de vida requiere algo más que la mera voluntad de las compañías de seguros; exige asociaciones sólidas, en particular con empresas tecnológicas especializadas en salud y bienestar.
Durante los últimos cinco años, en Betterfly hemos estado creando diligentemente una infraestructura que combina los mundos de los seguros y el bienestar con un motor de gamificación, guiado por el propósito social, que fomenta una vida saludable.
Al asociarnos con las principales aseguradoras del mundo, protegemos y empoderamos a las personas a llevar una vida más sana y feliz recompensando sus hábitos diarios y sus elecciones positivas de estilo de vida.
Una visión más amplia de la responsabilidad social de las empresas: retos y oportunidades
La intersección de los seguros y el bienestar, impulsada por la IA y consolidada mediante asociaciones estratégicas con empresas tecnológicas, presenta una oportunidad sin precedentes para remodelar el panorama de los seguros y el cuidado de la salud. Las aseguradoras de vida, al promover la salud preventiva, pueden desempeñar un papel crucial en la creación de una sociedad más sana y resiliente.
Este enfoque no sólo tiene sentido desde el punto de vista económico, sino que también se ajusta a una visión más amplia de la responsabilidad social corporativa, en la que las empresas contribuyen de forma significativa al bienestar de las comunidades a las que sirven.
Ahora que nos encontramos en la cúspide de esta era transformadora, la colaboración entre las aseguradoras de vida, las empresas tecnológicas y otras partes interesadas será clave para desbloquear un futuro en el que la salud y el bienestar no sean meras aspiraciones, sino realidades alcanzables para todos.
Si se ejecuta correctamente, este enfoque sinérgico tiene el potencial de liberar la mayor reserva de recursos dedicados al bienestar humano y la prosperidad que el mundo haya visto jamás. Y este cambio monumental está a punto de producirse en los próximos años.
Las implicaciones económicas de este cambio son profundas. Las iniciativas en salud preventiva pueden generar billones de dólares de valor social. Al reducir la incidencia de las enfermedades crónicas y mejorar la salud pública en general, puede aliviarse considerablemente la carga de los sistemas de salud.
Esto no sólo se traduce en un ahorro de costes directos para las aseguradoras y los asegurados, sino que también contribuye a una economía más vibrante y productiva.