ü Una
patología común en deportistas.
El
pie de atleta, también conocido como Tinea Pedis, es una infección fúngica que
afecta la piel de los pies, en particular, los espacios entre los dedos. Una afección
causada por diferentes tipos de hongos que prosperan en ambientes cálidos y
húmedos.
Valentín
Mendieta, podólogo y vocero de Sana Pie afirma que “los síntomas comunes del
pie de atleta incluyen picazón, enrojecimiento, descamación y fisuras en la
piel; y hasta en algunas ocasiones puede producir un olor desagradable o dolor.
Esta infección al dejarla sin tratamiento puede propagarse a otras áreas del
pie, como las uñas”.
En Sana Pie, afirma Mendieta “se suele atender de forma frecuente esta patología en deportista, debido al exceso de humedad acumulada en el interior del calzado y la maceración que puede provocar el sudor o la utilización de determinados productos como vaselinas”.
Este
padecimiento se puede localizar a lo largo de la zona plantar del pie y afectar
a uno o a los dos pies, si bien la mayor parte de los casos que se ve en
consulta la presentan en la zona interdigital, entre los dedos.
Para
prevenir esta enfermedad es importante tener buenos hábitos:
üAdecuada higiene. Lavar la zona interdigital correctamente y no solo dejar caer el agua en la ducha sobre ella.
ü Usar zapatillas en zonas húmedas como duchas comunes y piscinas.
ü Secar correctamente la zona interdigital y la zona
plantar, siempre.
ü Usar medios para tratar el exceso
de sudoración o hiperhidrosis. En algunos casos, los podólogos pueden
recomendar el uso de polvos de talco. El talco genera una barrera que seca y
evita que el sudor macere la piel y penetren virus, bacterias u hongos.
ü Usar calcetines de materiales
transpirables como el algodón.
ü Usar calzado transpirable.
En caso de tener la enfermedad es importante acudir a centro especialista para ser atendido por un experto. El tratamiento es sencillo, iniciando con mantener los pies limpios y secos; por ello, es importante el lavado regular en esta zona del cuerpo con agua tibia y jabón suave. Luego, asegurar secarlos completamente, prestando especial atención a los espacios entre los dedos, ya que la humedad favorece el crecimiento de hongos.
Un punto que siempre recalca indica Mendieta es “Optar por zapatos que permitan la ventilación y que absorban la humedad, como los fabricados con materiales transpirables. Evita los zapatos ajustados o que generen sudoración excesiva; así como también, utilizar calcetines limpios de algodón o materiales que absorban la humedad. No olvidar de cambiar los calcetines y el calzado regularmente, especialmente después de hacer ejercicio o sudar”.